Para ninguno de nosotros es un secreto la situación sanitaria que atraviesa el mundo y por consiguiente nuestro país. Ninguno de los gremios nacionales estaba listo para recibir una situación emergente como estas y la educación no fue la excepción.
Cuando el gobierno de la república de Guatemala a cargo del Doctor Alejandro Eduardo Giammattei, tomó la disposición de suspender las clases presenciales en los centros educativos públicos y privados, la educación de nuestro país tuvo que dar un giro, un giro al cual nadie estaba preparado, ni maestros, ni alumnos, ni padres de familia, ni las mismas instituciones educativas; dando paso así al sistema educativo a distancia también conocido en otros países como "e-learning"
Modalidad que en este momento permite a las personas continuar con sus actividades académicas y laborales subministrando herramientas digitales a los involucrados sin que estos se den cuenta, creando de esta manera personas capacitadas y altamente competentes.
Pero como catedrático del área numérica de matemática y ante esta situación me surgieron muchas dudas en el momento... ¿Cómo voy a seguir el proceso de enseñanza con mis alumnos? ¿Será que todos tienen los recursos para poder seguir las clases en línea? ¿Cómo evaluaré los contenidos en los alumnos? ¿Qué nuevas plataformas puedo implementar para compartir mis conocimientos?
Pero increíblemente el mismo proceso me fue dando las respuestas. Muchos de los alumnos y padres de familia hicieron los debidos procesos para que la educación se llevara a cabo desde sus casas, teniendo ahora los padres de familia; un papel protagónico y determinante en este modo de educación.
Al inicio me auxilié de varias plataformas como Khan Academy que permite compartir recursos educativos y evaluar los avances significativos de los estudiantes, y me pareció un muy buen recurso para continuar con el proceso de enseñanza; También algunos vídeos en YouTube que permitían ampliar los temas. Sin embargo, pasados algunos días de esta modalidad inicié a recibir algunos correos de algunos alumnos donde estos recursos no les eran suficientes. Lo que en ese mismo momento tuve que modificar mi planificación docente del periodo y brindarles a los alumnos una sesión virtual en donde personalmente explico los temas, planteo ejemplos, ejercicios y resuelvo dudas.
Lo más especial fue darle un giro a la evaluación a los alumnos sobre los conocimientos compartidos, pues esta no debía ser de una forma tradicional, con papel y lápiz sino ser una evaluación formativa y no sumativa pero que evidenciara los alcances del conocimiento, una evaluación donde el alumno aprendiera a hacer poniendo en evidencia las destrezas del pensamiento. Fue así como se desarrolló un proyecto final de unidad, en el cual muchos alumnos pusieron en evidencia sus altas habilidades en la presentación de sus trabajos y en el diseño de sus tareas enriqueciendo esta parte del proceso educativo a distancia.
Hasta el día de hoy ha sido una mejor manera de compartir mis conocimientos y de alguna manera, el nivel académico de los alumnos ha sido estable; y es acá donde se comprende que ninguna máquina, aplicación o programa puede suplantar el trabajo educativo entre alumnos y docentes.
El tiempo que nos resta en este tipo de modalidad educativa es incierto, pero según la resiliencia de todas las adversidades hay que obtener las mejores experiencias. Hoy, sin darnos cuenta somos capaces de poder continuar con los procesos educativos a distancia y es esta misma escuela la que nos permitirá en un futuro ampliar nuestros horizontes de capacidad ante cualquier eventualidad educativa o laboral
Mis felicitaciones sinceras a todos quienes en medio de esta adversidad están saliendo adelante, fijándose metas académicas a corto, mediano y largo plazo. Estoy convencido que pronto nos volveremos a saludar por los pasillos de nuestro colegio, a refaccionar juntos en nuestros recesos, a saludarnos a primera hora en nuestra oración diaria en el patio, a despedirnos en la puerta como cada día a la hora de salida; pero mientras esos momentos llegan... ¡Replanteemos la educación!